En los Juegos Olímpicos de París 2024, la gimnasta china Yaqin Zhou se convirtió en una sensación en las redes sociales, no solo por su destacada actuación, sino por un gesto que la catapultó al corazón de los espectadores. Al ganar la medalla de plata en la final de la barra de equilibrio, Zhou, de 18 años, conquistó la simpatía del público con su espontaneidad y ternura.
La escena que capturó la atención de todos ocurrió durante la ceremonia de premiación. Después de competir contra las mejores del mundo y asegurar su posición en el podio, Zhou observó a las italianas Alice D’Amato y Manila Esposito mordiendo sus medallas de oro y bronce, una tradición que muchos atletas siguen para conmemorar sus victorias. La reacción genuina de Zhou, al ver este gesto y decidir imitarlo, la convirtió instantáneamente en la «medalla de oro en ternura» para los usuarios de las redes.
A pesar de no llevarse el oro, Zhou fue una de las favoritas para el título después de haber superado a la estrella estadounidense Simone Biles en las rondas preliminares. En la final, una actuación sólida le permitió obtener 14,100 puntos, quedando apenas detrás de D’Amato, quien ganó el oro con 14,366 puntos tras una caída inesperada de Biles.
El momento más entrañable del evento fue cuando Zhou, D’Amato, y Esposito posaron juntas en el podio. La espontaneidad y el carisma de Zhou brillaron cuando, con una sonrisa curiosa, decidió morder su medalla de plata, replicando el gesto de sus compañeras de podio. La imagen de las tres gimnastas mordiéndose sus medallas rápidamente se viralizó, generando una ola de comentarios positivos en línea.
Los usuarios de redes sociales no tardaron en expresar su admiración por Zhou. Comentarios como «Es mi video favorito de los Juegos Olímpicos», «qué adorable», y «ganó la medalla de oro en ternura» inundaron las plataformas, mostrando el impacto emocional que tuvo su gesto.
Este episodio destaca no solo el talento de Zhou en el ámbito deportivo, sino también su capacidad para conectar con el público a través de su genuina y encantadora personalidad. Su historia en los Juegos Olímpicos de París 2024 es un recordatorio de que, más allá de las victorias y las medallas, los momentos auténticos pueden dejar una impresión duradera en el corazón de las personas alrededor del mundo.
